Con la permisividad de las autoridades, la temeridad con que se conduce y las malas condiciones de muchos vehículos, las muertes en accidentes de tránsito, que el país lidera a nivel mundial, son todavía reducidas.

En cualquier calle de la ciudad a cualquier hora del día es normal encontrarse con un conductor o motorista circulando en dirección opuesta, mal estacionado o, para colmo, a exceso de velocidad, sin consecuencia alguna.

Los camioneros y conductores de voladoras no tienen quien les ponga freno a las violaciones de las leyes en que incurren frecuentemente. Si se aplicaran las leyes es probable que República Dominicana no registrara un índice tan elevado de muertes en accidentes de tránsito.

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Las propias autoridades han reconocido que el irrespeto a las leyes es uno de los factores que más incide en los accidentes, los tapones y los problemas que caracterizan el tránsito en el país. La combinación de factores ha convertido los percances de tránsito, según la Dirección General de Epidemiología, en la segunda causa de muertes en República Dominicana, detrás de las enfermedades crónicas no transmisibles.

Es más que sabido que el desorden en las vías constituye una de las principales quejas de un amplio segmento de la población. Si no se puede conseguir que los conductores cuiden su vida y la de los demás respetando las leyes, las autoridades no tienen otra opción que actuar frente a la temeridad y las violaciones para revertir las tenebrosas estadísticas.