El incremento de un 19% en el salario mínimo, dividido en dos partes, para los empleados privados no sectorizados no era todo lo que se esperaba, pero fue lo que se pudo conseguir.
En lo que representa una victoria del diálogo las distintas posiciones pudieron conciliarse con una dosis de buena voluntad. El sector sindical había propuesto un aumento de un 35%, en tanto el Gobierno se limitó a reclamar un incremento que estuviera por encima de la inflación acumulada.
A partir de abril se aplicará un incremento de un 15 % y el restante 4 % será ajustado en febrero de 2024. Frente al embate de la inflación y para dinamizar las actividades comerciales el aumento salarial se había convertido desde hace tiempo en una gran necesidad.
El sector privado siempre favoreció una mejoría salarial, una decisión que navegó con muchos inconvenientes sobre todo después de la pandemia sanitaria que paralizó el comercio y las actividades productivas. Con una economía en franca recuperación era justo que se mejorara en algo el salario de los trabajadores.
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El presidente Luis Abinader tiene sus méritos en la decisión al abogar no solo por el incremento de sueldo, sino al integrarse a la reunión del Comité Nacional de Salarios.
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Ultimamente el ambiente para la decisión que se anunció ayer se había despejado bastante con la moderación de las posiciones.
