Cuando comunitarios de La Vega marchaban ayer en reclamo de la localización y apresamiento de un teniente de la Policía que hace dos meses asesinó a balazos a su pareja y a su suegra, en San Francisco de Macorís un hombre mató a machetazos a su madre, a su hija e hirió de gravedad a su pareja.
Cinco mujeres fueron asesinadas en cinco días por hombres despechados o por un pariente, tragedias que se erigen en golpes tan fuertes, que “abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte”, como escribió César Vallejo.
El drama de los feminicidios deriva ya en un tipo de violencia de género en el que el agresor mata o hiere a madre, hijas, hermanas o mujeres de su entorno, como han sido los casos del oficial que asesinó en La Vega a su pareja y a su suegra o el individuo que ultimó ayer a su progenitora, su hija y dejó por muerta a su pareja.
Indiana Muñoz Lara, cuyo cuerpo fue encontrado en Yaguate, San Cristóbal, Noeliz King, ultimada en la fortaleza de Samaná por su pareja; Mayelin Castillo, asesinada a puñaladas en La Vega y Luz Clarita Castro, muerta también a cuchilladas, en Santiago, ingresaron a la fatídica lista de los feminicidios.
En 2024 unas 71 mujeres fueron asesinadas por sus conyuges o exparejas, seis más que las ultimadas en 2023, tragedias que dejaron a 54 niños en orfandad, escalofriantes cifras que serían superadas en 2025, a menos que autoridades y sociedad asuman el compromiso de afrontar ese flagelo por el lado de la educación, prevención, persecución y castigo ejemplar contra los verdugos.
Se requiere que en el nuevo Código Penal se incrementen las penas de cárcel contra todo hombre que por razones de género incurra en violencia física o verbal contra la mujer o que profiera amenaza o cualquier forma de hostigamiento.
Corresponde al Estado promover políticas públicas que conlleven al fortalecimiento de la familia como núcleo esencial de la sociedad ante graves indicios de degradación familiar como lo demuestran frecuentes casos de hijos que asesinan a madre, padre, hermanos o hijos en preocupante espiral de violencia familiar.
Si faltaba alguna alarma por activar ante el auge de los feminicidios, los cinco casos de mujeres asesinadas por hombres despechados en apenas cinco días, representa la más clara señal de que algo hay que hacer, y rápido, para detener ese oleaje de violencia de género.