Siempre se ha dicho que de buenas intenciones está lleno el camino del infierno. El ministro de Agricultura, Limber Cruz, debe tomar en cuenta el viejo refrán al anunciar, como si esa no fuera su responsabilidad, que la principal meta de la cartera es priorizar la producción de alimentos de origen agropecuario.

Con ese propósito adelantó un amplio programa de siembra de productos de ciclo corto que se extenderá por todo el territorio.

Ante un campo que ha sido abandonado para privilegiar el negocio de las importaciones de alimentos, el proyecto es una necesidad para garantizar la seguridad alimentaria, la autosuficiencia en diversos rubros y recuperar los empleos en el sector.

Los resultados no pueden esperarse de la noche a la mañana, pero al funcionario hay que recordarle la trascendencia del compromiso asumido con los consumidores.