El Banco de Alimentos fundado hace 13 años en el país por el padre Domingo Legua es una grata realidad en la lucha contra el hambre.

Por sus servicios la entidad, que opera sin fines de lucro, merece el respaldo y la cooperación de todos los sectores con la donación de alimentos y recursos para beneficiar al mayor número de personas.

Por ahora -según el religioso- más de 20 mil personas se benefician diariamente de la distribución de comidas, pero al sacerdote le preocupa que por falta de conciencia, desconocimiento o dejadez se desperdicie mucha comida que podía servir para saciar el hambre de los necesitados.

El programa, impulsado por la solidaridad, no ha dejado de afrontar obstáculos, sobre todo de tipo impositivo.

Por la naturaleza del banco es necesario que esos obstáculos se derriben para que la entidad pueda beneficiar a más personas.