Tras la dura advertencia del G7, el presidente ruso Vladimir Putin tendrá que pensarlo más de dos veces o calibrar muy bien las consecuencias de una intervención militar en Ucrania. Ya no es sólo el presidente estadounidense Joe Biden quien ha advertido a Rusia sobre los riesgos que implicaría una agresión a la vecina nación.

Sólo ha faltado decirle que con Ucrania no ocurrirá lo mismo que con la anexión de Crimea, también el mar Negro, que terminó aceptándose como un hecho consumado.

“Cualquier uso de la fuerza para cambiar fronteras está estrictamente prohibido por el derecho internacional. Rusia no debería tener ninguna duda de que una mayor agresión militar contra Ucrania tendría consecuencias masivas y un costo severo como respuesta”, advirtió el G7 en un comunicado.

El movimiento de armas y de tropas de Rusia en la zona fronteriza elevó las tensiones, pues se teme que la concentración pueda ser el preámbulo de una incursión, aunque Rusia niega que tenga planes para atacar a Ucrania. Si había mucha tensión en la zona, con la advertencia de Estados Unidos y aliados el clima se torna más perturbador.