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Amarga azúcar cubana

Amarga azúcar cubana

José Antonio Torres

Durante cientos de años, el azúcar fue el pilar de la economía cubana. No sólo fue el principal producto de exportación de la isla, sino también la piedra angular de otra industria nacional, el ron.

Los cubanos mayores recuerdan cuando la isla fue esencialmente levantada sobre las espaldas de diversas familias, primero de jornaleros y luego en cooperativas.

Hoy día, sin embargo, él reconoce abiertamente que nunca ha visto la industria azucarera tan quebrada y deprimida como lo está ahora; ni siquiera cuanto las lucrativas cuotas que compraba la Unión Soviética cesaron después de la Guerra Fría.

Una inflación descontrolada, escasez de bienes básicos y el embargo de décadas impuesto por EE.UU. han generado un panorama económico funesto en todos los ámbitos en Cuba. Pero las cosas están particularmente desoladoras en el mercado azucarero.

No hay suficientes camiones y la escasez de combustible significa que algunas veces pasan varios días sin actividad en los cañaverales, nos comentó un cubano recién llegado al país y quien asegura no regresará a su natal Cienfuegos.

El gobierno cubano ha admitido que la cosecha pasada, la producción cayó a sólo 350.000 toneladas de azúcar cruda, una baja histórica para el país, y muy inferior a las 1,3 millones de toneladas registradas en 2019, considerado su peor año.

Definitivamente así es: Cuba ahora importa azúcar para satisfacer la demanda interna, algo que antes era impensable y está muy lejos de los años de gloria cuando el azúcar cubano era la envidia del Caribe y se exportaba a todo el mundo.

«Es un desastre. la industria azucarera en Cuba casi no existe», dijo la semana pasada en una conferencia de trabajadores en La Habana, Juan Triana, del Centro de Estudios de la Economía Cubana.

La caída del azúcar tiene serias implicaciones para otras partes de la economía cubana, argumenta, incluso para sus ingresos por exportaciones de ron, ya que ahora el país produce menos dulce que hace 150 años.

Invariablemente, cuando se habla de la industria azucarera en Cuba, alguien cita el famoso estribillo de la isla: «Sin azúcar no hay país».