Santiago.– La Asociación de Industriales de la Región Norte (AIREN) afirmó que el crecimiento y la consolidación del sector industrial del Cibao están estrechamente vinculados al desempeño de las zonas francas, las cuales se han convertido en un pilar del empleo formal, las exportaciones y la competitividad de la economía dominicana.
El gremio señaló que una parte significativa de la capacidad manufacturera instalada en la región Norte opera bajo el régimen de zonas francas, especialmente en provincias como Santiago, donde este sector tiene un peso determinante en la estructura productiva regional.
AIREN indicó que las zonas francas han dejado de ser un sector aislado para integrarse plenamente al tejido industrial del Cibao, generando encadenamientos productivos con suplidores locales, servicios logísticos, transporte, energía y actividades financieras.
“Las zonas francas representan hoy uno de los principales aportes de la región Norte al empleo formal y a las exportaciones nacionales. Su integración con la industria local fortalece la competitividad del país”, afirmó Luis José Bonilla, presidente de AIREN.
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La asociación destacó que este modelo ha permitido a la región Norte posicionarse como un eje estratégico de la manufactura nacional, con liderazgo en subsectores como dispositivos médicos, tabaco y derivados, confecciones, agroindustria, empaques y manufactura de mayor valor agregado, orientada principalmente a los mercados internacionales.
Impacto
En términos de empleo, AIREN subrayó que el impacto de las zonas francas es significativo. A octubre de 2025, este régimen alcanzó 200,134 empleos directos a nivel nacional, el mayor registro histórico, con un crecimiento acumulado de 67 % respecto al punto más bajo de la pandemia. Una proporción relevante de estos puestos de trabajo se genera en la región Norte, donde la demanda laboral ha evolucionado hacia perfiles cada vez más técnicos y especializados.
Desde una perspectiva económica más amplia, el gremio señaló que el dinamismo de las zonas francas en el Cibao tiene un efecto multiplicador sobre la economía regional, al impulsar la demanda de bienes y servicios locales y contribuir a una mayor desconcentración de la inversión y el empleo formal en el país.
