La líder opositora de Venezuela María Corina Machado habla en una protesta en rechazo a los resultados oficiales de las elecciones presidenciales -que dan la victoria al presidente Nicolás Maduro-, en Caracas (Venezuela). EFE/ Ronald Peña R. / Archivo
Por más que la líder opositora María Corina Machado se resista a tirar la toalla, con la huida al exilio del candidato de la coalición, Edmundo González Urrutia, la permanencia en el poder del presidente Nicolás Maduro se ha afianzado como un hecho consumado en Venezuela.
Las movilizaciones internas en demanda de que se respete la voluntad popular expresada en las urnas han perdido intensidad, así como los reclamos de la comunidad internacional para que Maduro pruebe que ganó los comicios en buena lid.
González Urrutia, si bien era acosado por el Gobierno, exhibió debilidad al tomar el camino del exilio sin importar que lo hiciera por su propia seguridad y la de su familia.
Son muchas las personas que han muerto o han sido encarceladas por participar en las protestas contra el aparente fraude cometido por el oficialismo para retener el poder en las traumáticas elecciones del 28 de julio.
El curso de los acontecimientos sugiere que González Urrutia tenía que permanecer en Venezuela, e incluso convertirse en mártir de ser necesario, en demanda de que se reconozca la victoria electoral que alega.
Desde su exilio en España su lucha no es lo mismo ni es igual. Todo indica, al menos por ahora, que los reclamos se irán diluyendo con el paso del tiempo.