Opinión

Batalla del Matum

Batalla del Matum

El 19 de diciembre se conmemoraron 51 años de la Batalla del Hotel Matum, el acontecimiento bélico que marcó la etapa post-revolución de abril de 1965. Mis padres, Salvador Jorge Blanco y Asela Mera de Jorge estuvieron presentes en ese suceso, al igual que destacados ciudadanos de Santiago.

Terminada la revolución con la firma del Acta Institucional, y tomado posesión el gobierno provisional del presidente Héctor García Godoy el 1 de septiembre de 1965, el país todavía estaba en la resaca de los sucesos de abril, y la tarea de reintegración de los militares constitucionalistas era lenta y difícil ante la resistencia de las fuerzas militares ocultas.

En una de las visitas de mi padre al coronel Francisco Alberto Caamaño, éste le solicitó que organizara un reconocimiento póstumo al coronel Rafael Tomas Fernández Domínguez, que consistiría en una misa en Santiago, visita al cementerio y luego un compartir con amigos y familiares.

Mi padre salió con el encargo e inmediatamente se organizó para el domingo 19 de diciembre de 1965. Se conformó un comité organizador con representación de los sectores que habían participado en la revolución o simpatizaban con el movimiento constitucionalista. Mi madre formó parte del comité de mujeres que organizó la misa, la visita al cementerio y el almuerzo en el Matum.

Junto con mis padres, estaban en el Matum: Jottin Cury y su esposa Julia David, Hugo Tolentino Dipp, José Augusto Vega Imbert y su esposa Rosa María Batlle de Vega y Dagoberto Martínez. Cerca de las once de la mañana, el hotel fue impactado por ráfagas de ametralladoras, bombas y tanques, iniciándose el mayor conflicto bélico después de abril de 1965.

Ahí falleció el coronel Juan María Lora Fernández. Dos médicos pudieron entrar para ofrecer asistencia médica: mi tío Pedro Jorge Blanco y Frank Joseph Thomén. También los sacerdotes Juan José Cerceda, Emilio Lapayese y Miguel Angel Otura, ofrecieron tranquilidad espiritual.

El Matum fue escenario dantesco del intento de exterminar a muchos militares y civiles vinculados al 24 de abril de 1965. Afortunadamente se produjo un alto al fuego con la intervención del presidente García Godoy y la Fuerza Interamericana de la Paz. La historia es luego conocida.

Rendir tributo a los constitucionalistas que enfrentaron y sobrevivieron al odio y la saña es deber de todos los dominicanos.

El Nacional

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