Por Ernesto Guerrero
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Contrario a las recomendaciones de algunos expertos, de someter a la población de Santo Domingo y Santiago a un encierro de 24 horas, durante dos semanas, las nuevas autoridades se alínean con una estrategia más integrada, en donde se prioriza la interrupción de la cadena de transmisión, mediante el fortalecimiento de la identificación, búsqueda y aislamiento de los casos.
Las medidas de cuarentena son efectivas para “aplanar la curva”, pero muy onerosas para nuestra frágil economía. La necesidad de trabajar para el sustento diario, el calor, los mosquitos y el hastío, hacen que la gente termine por no cumplirlas y con resultados contraproducentes. Si bien se reducen los casos, se crea una falsa sensación de que todo terminó y se abandonan las medidas básicas de prevención.
Aumentar a 10 el número de laboratorios y de 3 mil a 7 mil el número de pruebas de PCR diarias, es un desafío colosal. Adquirir equipos, contratar, adiestrar nuevos técnicos, asegurar el suministro de insumos, definir y armar la logística, no es posible lograrlo en corto tiempo, a menos de que se disponga de recursos y voluntad política.
“Después de 6 meses, todavía el Laboratorio Nacional funciona de manera in satisfactoria”. Para optimizar las pruebas, se requiere de una nueva definición de caso clínico que prescinda de los resultados de la prueba para el diagnóstico e iniciar el tratamiento.
Concomitantemente priorizar las pruebas en los casos sintomáticos en la comunidad y las decenas de contactos que se generan a partir de cada caso índice.
En el desarrollo de esta tarea, urge coordinar el apoyo de personal de las FFAA, Defensa Civil y otras organizaciones gubernamentales y no-gubernamentales. El objetivo es garantizar que tanto los casos como los sospechosos cumplan efectivamente la cuarentena o el aislamiento, so pena de ser sancionados.
En el nuevo plan se destaca, el llamamiento a la unidad y la participación de todos los sectores de la sociedad. Es indudable que el virus va a continuar entre nosotros por mucho más tiempo, pero, si el gobierno asume su rol y la población cumple con las medidas de prevención dispuesta, es innegable que vamos a controlar la epidemia como problema de salud pública.