La imagen muestra las actividades en el paso fronterizo de Pedernales. Jorge González
Los lugareños de Pedernales afirman que los indocumentados haitianos después de ser repatriados regresan a República Dominicana con facilidad al no encontrar ningún tipo de control en la frontera, ya que ésta se encuentra prácticamente abierta y con poca vigilancia.
El puesto fronterizo de Pedernales, que más bien parece la entrada a un potrero por lo informal del ambiente y con una puerta de malla ciclónica sostenida por una alambrada de púas casi en el suelo aunque vigilado por agentes del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront), es una zona casi abierta y de vigilancia mínima, por lo que entrar clandestinamente al país no es nada difícil.
Aunque la presencia de agentes del Cesfront y Migración es notoria, el desorden y la falta de seguridad también lo son, ya que se puede observar cómo hombres, mujeres y niños en motocicletas y a pie entran y salen del territorio dominicano sin ningún tipo de control ni requerimiento.
Experiencia
Eran las 2:00 de la tarde cuando llegamos a la frontera de Pedernales.
Un fuerte sol, una densa polvareda y un puesto fronterizo que más bien parece la entrada a un barrio pobre de Santo Domingo, por lo normal de hombres entrando y saliendo, niños jugando y perros jadeantes en busca de agua.
Desde que el vehículo identificado como Prensa de El Nacional fue visto por los militares todo el ambiente cambió. Todos los militares del Cesfront y los organismos de seguridad se pusieron a requisar y a hacer creer que se estaba haciendo lo que se debe hacer.
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Mientras un equipo de El Nacional esperaba en el paso fronterizo, por más de una hora, un permiso que le daría un coronel del Cesfront para poder hacer fotos donde el Gobierno construye la verja perimetral en esta provincia, llegó un camión cárcel de los que usa la Dirección General de Migración para las deportaciones.
Unos treinta hombres y mujeres sin equipaje y sin nada en las manos fueron bajados del camión e inmediatamente fueron formados para hacerles una foto. Luego de la foto, sin ningún tipo de registro ni papeleo ni nadie que los recibiera los detenidos caminaron hacia el lado haitiano.
Ninguno de los repatriados siguió caminado hacia el poblado cercano, sino que todos empezaron a caminar hacia donde se construye el muro a lo largo de la frontera en busca de cruzar inmediatamente de nuevo hacia el lado dominicano.
“Esto es como un barril sin fondo. Mientras más traen más salen, y los que más se benefician son los militares, ya que siempre hay que buscar dinero”, dijo un hombre sin identificar solo con la intensión de ser escuchado.
Entrar a Pedernales desde Anse-a-Pietre a comprar o realizar otro tipo de negocios aun sin mercado es algo que se puede hacer sin ningún inconveniente ya que la familiaridad con algunos de los locales haitianos y en su defecto el pago de soborno para permitir el paso, es algo más que habitual en esta polvorienta y calurosa zona.
Por este lado de la frontera cientos de haitianos indocumentados son repatriados diariamente desde República Dominicana hacia Haití, luego de ser atrapados en las interminables redadas que realizan los agentes de Migración en todo el territorio nacional, aunque el país sigue lleno de ellos.
El muro
Aún cuando se nos prohibió hacer fotografías en zonas internas donde se construye el muro fronterizo entre las localidades dominicana y haitiana, de Pedernales y Anse-a-Pietresi, respectivamente, pudimos tomar imágenes desde la carretera y se notó una gran zanja, un ir y venir de camiones cargados de materiales y máquinas pesadas trabajando en la vía y lo que será el mercado.
Es bueno destacar que en esta provincia la construcción de la verja perimetral fronteriza marcha con más lentitud, tiene el mayor grado de informalidad y de inseguridad y tiene el mercado binacional menos importante en toda la frontera.
