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Cambiar el barrio

Cambiar el barrio

Manuel Fermín

El Gobierno anunció la reparación de 35 mil viviendas y construcción de otras 17,000, y nuestra opinión es que debe ser elogiado por haber querido instituir ese programa bajo la tutela de un nuevo Ministerio de Vivienda que velará por ejecutarlo.

Sin embargo, mi doble convicción es que incluyamos un cambio integral del barrio hacinado, del tugurio, todo un proceso de regeneración del espacio público urbano básicamente por ser este   refugio de delincuentes (también lo es el barrio céntrico, no solo  el periférico) porque la misma inaccesibilidad le protege.  Sabemos que es todo un reto demográfico en este espacio vital que acoge a tantos jóvenes en alto riesgo de caer en la delincuencia de la mano de toda una estructura corrompida y descalificada de uso y venta de drogas, prostitución, entre otros, que le lleva al sicariato, el atraco y todas esas lacras propias del entorno. 

En gran medida, el barrio quedó abandonado por la autoridad política cuando estos líderes adquirieron poder y fortunas y se mudaron a céntricos lugares por la alta corrupción, (los allanamientos a sus viviendas de hoy, lo evidencian).  De manera que para la mejora integral hay que disponer del apoyo oficial y de instrumentos de estímulo económico para la construcción y rehabilitación de viviendas con créditos reembolsables cuya regeneración o cambio urbano contribuye a la sostenibilidad y control del crimen, la violencia familiar; mejora el ambiente de estudio, evita la contaminación, mejores vías de acceso; energía y su uso, alumbrado,  agua potable y hasta el retiro de materiales tóxicos (asbesto). Gastamos tiempo y dinero en un desesperado esfuerzo buscando resultados para el control y disminución del crimen diseñando planes de todo tipo que se quedan en simple cosmetización.  Para muestra de reforma integral: el “Hoyo de Chulín” convertido en “Nueva Isabela”, los Cartones o la Loma del Chivo donde ha mejorado la convivencia.

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