INGLEWOOD, Calif. — Fueron creados para esto, desesperados por esto y reunidos para esto, una urgencia sin precedentes asociada a una temporada que podría considerarse un éxito con un solo resultado posible: ganarlo todo.
Cualquier cosa menos que todo no significaría nada para los Rams.
Hipotecaron su futuro por el presente y ese presente lucía sombrío el domingo por la noche, cuando estaban detrás de los Bengals al final del último cuarto del Super Bowl LVI.
Un impulso para ganar o un fracaso abyecto.
Matthew Stafford se mantuvo firme y orquestó una gigantesca serie de 15 jugadas y 79 yardas. Eli Apple, la ex selección de primera ronda de los Giants, fue sancionado por aguantar cuando agarró la camiseta de Cooper Kupp, poniendo a los Rams en la yarda 1.
Como les gustó lo que vieron, los Rams volvieron a hacerlo de esa manera, y Stafford no tuvo problemas para pasarle el balón a Kupp en la zona de anotación, con Apple en cobertura y nunca reaccionando al pase.
El touchdown puso a los Rams adelante con 1:25 restantes. Stafford se mantuvo firme en el avance que le quitó 4:48 al reloj. Cuando Aaron Donald golpeó a Joe Burrow con 39 segundos restantes, todo terminó y los Rams aseguraron una conmovedora victoria por 23-20 en su propio territorio en el SoFi Stadium.
