¿Qué Pasa?

Cine y sociedad

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Lo más interesante sobre “Premium Rush” no es que el film satisface a la audiencia a un nivel básico, pero innegablemente efectivo, sino todo lo que la producción de esta película pone en evidencia en términos de su relativo bajo presupuesto, la simpleza de su línea argumental, y la inventiva y eficiencia que refleja su puesta en escena.

Wilee (Joseph Gordon-Levitt) es un mensajero en bicicletas en el siempre atiborrado Manhattan, o más bien él es un ciclista suicida que recorre las calles entregando encargos y paquetes en tiempo record. El pudiera ser uno de tantos, pero su filosofía de trabajo –su bicicleta no usa frenos y él tampoco se preocupa mucho por protección– y su constante hambre por la adrenalina, no sólo lo hacen único, sino que lo impulsan a seguir hacia adelante.

Es por eso que él es el hombre ideal para un envío muy especial: una compañera de cuarto de su novia le pide ir de un extremo a otro de Manhattan a entregar  un ticket de lotería que puede ser el único medio que reúna a su pequeño hijo con ella, quien se encuentra en el otro extremo del mundo.

Y como no hay héroe sin antagonista, Michael Shannon en el papel de un policía corrupto, que quiere hacerse a toda costa con dicho ticket, medio en serio y medio en broma, pone todo su esfuerzo en dar el grado como tal.

Los personajes no tienen toda la definición que los mismos requieren y la historia, no exenta de un  ligero toque de humor negro, tampoco se aferra a la lógica –el film no podría haber sido hecho en tal caso–; pero la película entretiene de principio a fin, y desde una perspectiva refrescante nos atrapa en su suspenso repentino.

La actriz dominicana Dania Ramírez no tiene mucho que ofrecer en un papel breve, pero importante, aunque ella de todas maneras saca buen partido del mismo. Gordon-Levitt y Shannon son el alma del film y a ellos en gran parte se deben muchos de los buenos momentos de la película.

El director y mejor conocido como guionista, David Koepp dirige con energía y entusiasmo, muy acorde con la trepidante dinámica narrativa del film, y mantiene a pulso, ayudado por la precisión del montaje y unos flashbacks que puntualizan la acción, las abundantes persecuciones de la película. El film no es una gran obra, pero sorprende con agrado.

El Nacional

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