Semana

Como cada Domingo

Como cada  Domingo

Ana Celia Lantigua

Todas las muertes duelen y se siente hondo y cruel como si no entendiéramos que se trata de un ciclo de repetición hermética y sistemática.

Pero hay muertes y hay muertes.
Enero ha sido cruel.

Muy cruel.

Se nos llevo a Ángelo Valenzuela, el más importante dramaturgo joven.
Se nos llevó a Alanna Lockward y ahora carga de nuevo sus cantimploras de ácidos aceites de luto con esta partida que nos llega desde Boston.

¡Como nos duele la muerte de Ana Celia Lantigua!
Su ausencia nos marca.

Ana Celia excedió la perspectiva de una cantante que optó libremente en los años 70 y 80 por el escabroso camino del compromiso social y poner su voz y la luz de su mirada al servicio del cambio social.

Fue expresión de una firmeza, la de una mujer joven con un futuro por delante como cantante comercial lo que le costó prisión y tortura, en uno de los pocos casos de ultraje a una mujer prisionera en una situación de excepción que debe seguir llenando de vergüenza a quienes la mancillaron en La Victoria.

Esta mujer ingresó como cantante a la agrupación músico-vocal del Movimiento Cultural Universitario (MCU), junto a otros artistas como Enrique Félix y Manuel Jiménez, de carreras establecidas.
Su prisión fue una de las muestras de intolerancia de mayor vergüenza.

Ahora se nos ha ido, cruzada por el dolor de haber perdido un hijo en un accidente vial.
Como nos duele. ¡Qué enero tan cruel!