Carta a Carmen Imbert.-
Carmen:
Nunca antes te había escrito. Somos seres solo coincidentes en un área profesional, la comunicación, y me permito estar en la perspectiva de quien te valora al margen del trato personal, generalmente dado más por las coincidencias y el azar que por la convocatoria de afectos e intereses y de navegar en los pasillos de la chismografía pequeñoburguesa, competitiva, generalmente discriminatoria y autosuficiente, ante la cual el prisma de sí mismos es suficiente para dotarse de todas las verdades.
Así es que somos en realidad, en una gama de realidades que nos infiltran y que generalmente no tienen suficiente fuerza y el espíritu de generosidad como para reconocer, cómo lo hago ahora, tu validez y sentido del deber profesional, tu capacidad para aceptar enormes desafíos, tu actitud para nadar a contra-corriente, para orientar la gente desde los proyectos de comunicación en que te haz comprometido, desde Metrópolis (tv) hasta El Matutino Alternativo, fundado en 1992 y que lleva ya 28 años con una trayectoria de orientación e información respetuosa, profunda, agradable y notablemente documentada, a lo cual añade una selección de talentos (cuya prueba yo no pase), por lo que te escribo ahora que estás ante la más seria responsabilidad nacional que hayas asumido nunca antes: ser parte de la Junta Central Electoral, presidida por un hombre que de igual modo me merece respeto, Julio César Castaños Guzmán, de quien siento en cada acción y pronunciamiento, la fuerza de carácter de un ser humano que sabiéndose imperfecto, sabe actuar con responsabilidad ante los errores y fallos que nunca debieron haber sido.
Ante el compromiso comicial del 15 de marzo, ya mismo, yo siento tranquilidad porque estás en la JCE y eres, junto a Castaños, incapaz de ser compromisaria en un despropósito. Me siento en paz por tu reciedumbre, por tu consistencia, por tu formación.
Carmen, abogada, escritora, articulista, productora de programas con un sello de seriedad que debe haber sido reconocida en los Premios Gardo, deseo sepas que creo y confió en ti. A toda prueba. Saldremos bien, incólumes y con una voluntad respetada por el celo de gente como tú.
