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Como cada domingo

Como cada domingo

José Rafael Sosa

JCE: lo que nadie dirá.-

No tengo una relación especial ni directa con los miembros de la Junta Central Electoral (JCE) y ello se evidencia en la total ausencia de comunicación directa o indirecta con sus integrantes, y en verdad, no me interesa.

Lo que me resulta imposible, contrariando esa aberración, que forma parte de un deporte nacional, el del misterioso egoísmo, por la falta de gratitud y generosidad, es dejar de felicitar a cada uno de ellos por el valor, la capacidad demostrada y la presencia del ánimo con que llevaron a cabo las elecciones municipales del pasado domingo.

Sobre los miembros de esa JCE cayeron rayos y centellas ardientes cuando suspendieron las elecciones del 15 de febrero, aun contando para hacerlo con la anuencia de los partidos políticos, en especial de los más grandes, algunos de los cuales criticaron la medida que ellos confirmaron.

Haber seguido los comicios en esas condiciones, una vez detectado el problema tecnológico, hubiera sido un enorme riesgo nacional hacia el caos y quién sabe si a violencia generalizada.

Estoy conteste en que no debió haberse permitido el inicio de las votaciones si desde el sábado 14 se comenzaron a evidenciar los fallos en buena parte de las maquinas computarizadas.

Y digo más. Soy de la creencia que ese fallo se debió a una incapacidad técnica de esos aparatos para recibir toda la data a que fueron sometidos cuando se les llevó al extremo y salían solo las propuestas del Partido de la Liberación Dominicana, por ser el número uno en la boleta digital. Ese es mi pensar.

Baso mi creencia en lo ilógico de crear el efecto (que apareciera solo una opción para votar), porque los electores, los delegados políticos y los propios miembros de las mesas electorales, iban a denunciar la situación y a verse impedidos de votar, lo que hubiera generado protestas y la detención de las votaciones de inmediato.

De haber sido intencional, lo inteligente hubiera sido actuar para que, al computar electrónicamente los votos, se arrojara un resultado que vulnerara la voluntad expresada en las urnas.

El PLD sufrió el impacto de imagen al ser considerado el principal sospechoso de aquella falla. Se le pegó el muerto. Y tal vez no era culpable.

Si estoy equivocado, y se trató de una acción deliberada y técnicamente desarrollada, la JCE debe acelerar y presionar a quienes están a cargo de la investigación, para que salgan las identidades de las personas responsables.