Planteles deteriorados, déficit de aulas y carestía de los materiales escolares forman parte de los muchos obstáculos que tendrán que sortear las autoridades en la apertura, el 19 próximo, de la docencia en las escuelas públicas.

Tras la pandemia sanitaria que limitó la enseñanza presencial y la inflación que ha golpeado el planeta, muchos de los problemas que se han planteado lucen normales.

Sin embargo, el Ministerio de Educación tendrá que saber encararlos para evitar confrontaciones estériles. Pese a problemas que se veían venir, por ahora reconforta la seguridad del ministro Ángel Hernández de que ningún estudiante se quedará sin “el pan de la enseñanza” por falta de espacio físico.

Hernández anunció que se alquilarán locales, se darán bonos para colegios privados y se tomarán todas las medidas necesarias para suplir el déficit de aulas. Aunque se trata de inconvenientes que se han repetido cada año desde tiempos inmemoriales, la experiencia es incómoda.

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No se trata de un vaso de agua, pero tampoco de una tormenta, sobre todo en lo concerniente a los materiales escolares. Los padres solo saben que están caros y en muchos casos fuera de su alcance.

El grito es legítimo. Como la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) se comprometió a colaborar con el mejor desempeño del año escolar el momento es para contribuir a buscar soluciones en los problemas a su alcance.