Editorial Opinión

Con los brazos abiertos

Con los brazos abiertos

República Dominicana abre sus puertas de par en par a los miles de dominicanos residentes en el exterior que regresan al país para disfrutar junto a los suyos de las festividades de Navidad y Año Nuevo, buenos hijos que acarrean en sus corazones el inmenso amor que dispensan a la patria de Duarte.

La dominicana representa una de las diásporas de mayor arraigo con sus orígenes al punto que, a pesar de la crisis económica que afecta a Estados Unidos y al mundo, ha remesado durante este año casi nueve mil millones de dólares, incluido las que llegan desde España, Suiza, Italia, Holanda, Centroamérica y el Caribe.

El Banco Central informó que durante el periodo enero-noviembre, las remesas enviadas por los dominicanos totalizaron US$8,912.3 millones, por lo que 2022 podría cerrar en US$10,000 millones. Solo en el mes pasado, las remesas ascendieron a US$787 millones, un 27% superior a lo recibido en 2019.

Las remesas representan en términos porcentuales un 20 % del total de divisas que ingresan a la economía dominicana por turismo, exportaciones e inversión extranjera directa, que este año se estiman en cerca de 40 mil millones de dólares.

El gobierno de Estados Unidos cesó en 2022 los subsidios a familias y negocios afectados por la pandemia del coronavirus, pero aun así el monto de las divisas remitidas por dominicanos residentes en esa nación ascendió en promedio a US$588 millones mensuales, equivalentes al 83.8 % de los 800 millones remitidos desde el exterior.

Por sus altísimas demostraciones de fidelidad para con su país, esos compatriotas merecen ser recibidos como héroes, ahora que muchos retornan para festejar la temporada navideña y despedir el año juntos a familiares y amigos en barrios, sectores residenciales y comunidades de provincia.

El banco emisor resalta que los recursos aportados por la diáspora tienen un efecto multiplicador sobre el consumo, la inversión y el financiamiento de los sectores más vulnerable, o dicho de otra manera, que esas remesas llegan a hasta el último rincón de la geografía nacional.

Una patria agradecida se regocija con la llegada de miles de sus hijos que por diferentes razones emigraron, pero siempre con el sueño y propósito de retornar a su país para quedarse definitivamente con su gente que hoy los recibe con los brazos abiertos.

El Nacional

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