Carta de los Lectores

Conflicto USA y Singapur

Conflicto USA y Singapur

El origen de la tensión o el conflicto diplomático, donde participó el presidente de laprimera potencia mundial, fue una pela.  “Crisis entre EE UU y Singapur por una pena de azotes contra un joven norteamericano”, tituló el periódico El País de España”.

El caso tiene implicaciones políticas inesperadas, ya que el propio presidente de EstadosUnidos, Bill Clinton, ha manifestado su preocupación al respecto, mientras ladefensa anunciaba que pedirá clemencia al jefe del Estado de Singapur, Ong TengCheong”, añade el escrito del País.

Otra información sobre el mismo tema, pero del mismo diario, explica que Clinton protestó oficialmente, y Estados Unidos retiró temporalmente a su embajador en Singapur y anunció otras medidas de represalia contra ese país, por haber castigado deforma brutal al muchacho norteamericano.  

Bueno, eso fue por allá, por el año 1994, cuando las agencias de prensa, los defensores de los Derechos Humanos de Estados Unidos y Europa libraron una batalla en contra del gobierno de Singapur.  La polémica invadió la opinión pública mundial.

Era que las autoridades de Singapur habían apresado a un turista  norteamericano,Peter Fay (18 años), un juez ordenó que le dieran latigazos. Sí, azotes por las nalgas o glúteos. Como el joven estaba detenido y condenado a recibir los fuetazos por el trasero, la  prensa norteamericana, hizo una campaña mundial de violación a los Derechos Humanos: decía que era una dictadura brutal. ¿Por qué? Fue sorprendido pintando grafiti, que aún estaba de moda entre los jóvenes norteamericanos, que, en una forma de rebeldía, iban por las calles haciendo gráficos en paredes, carros aparcados en las calles, vallas y demás espacios públicos. Los singapurenses no hicieron caso y, en buen dominicano, le dieron “su buena pela al muchacho gringo”, sin importar que fuese ciudadano de una potencia mundial.

Como había ordenado un juez, lo acostaron “boca abajo”, le bajaron los pantalones, dejando al descubierto las blancas nalgas.

Lo azotaron con una vara de bambú, mientras el condenado se retorcía de dolor y clamaba a Dios y a su santa madre.    Para que quedara constancia en los registros históricos de cómo había sido la zurra, la prensa entrevistó al encargado de dar los azotes.  

Este fue bien gráfico y dramático en sus explicaciones.  Llevó a la prensa al lugar donde le dieron la pela al joven norteamericano y cómo los agentes lo acostaron.
Roberto Valenzuela

El Nacional

La Voz de Todos