Centro de vacunación contra el coronavirus
Podría alegarse que no se ha avanzado lo suficiente con la tercera dosis de la vacunación contra la covid para que se hable de una cuarta inyección, pero la realidad es que la propagación del virus y sus variantes no ha dejado más opciones.
Ya en algunos países se ha iniciado la colocación de la cuarta dosis como refuerzo para contener la expansión de la pandemia sanitaria que hoy ha vuelto a colocar en ascuas a la humanidad. Por aquí como en muchos otros países el principal problema está en las personas que no solo se resisten a vacunarse, sino que con el mayor desenfado hacen vida normal. Son los principales transmisores de un virus que no siempre presenta síntomas.
La cuarta dosis anunciada por el ministro de Salud Pública, Daniel Rivera, no debe llegar sola, como refuerzo adicional contra el contagio. Hay que insistir en la necesidad de redoblar el esfuerzo para que la gente se vacune, pero también para que se cumpla con el protocolo sanitario.
En muchos establecimientos, además de tolerarse las aglomeraciones, no se obliga al uso de las mascarillas ni se exige la tarjeta de vacunación. En los no vacunados y la relajación del protocolo está la principal amenaza de que la covid y sus variantes provoquen, en el caso de este y cualquier otro país, un deplorable retroceso.
La tolerancia que se ha observado tiene que suprimirse de cara a la aplicación de la cuarta dosis de la vacuna contra el virus.
