Mueve a preocupación la propuesta del periódico Le Nouvelliste, de Haití, de promover una política migratoria de haitianos ilegales a razón de 50 mil a 200 mil por año, con el propósito de mantener una economía que sobreviva a las consecuencias derivadas del estado fallido que existe allí.
Y más alarmante aún es el reportaje de este diario de fecha 02 de junio de este año, el cual describe lo que denomina una nueva invasión pacífica de haitianos que ocupan los pueblos fronterizos, pues los dominicanos están abandonando poco a poco los pueblos situados en la división limítrofe de ambos países.
La razón que expone el reportaje en cuestión, es que muchos criollos se desplazan de sus comunidades de origen por las condiciones deprimidas en que viven y buscan mejorar su situación económica. El gobierno debe prestar mucha atención a lo que se está registrando en la zona fronteriza. La promoción inducida del periódico haitiano de que los nacionales del vecino país emigren masivamente, significa que hay que aumentar los controles migratorios urgentemente, para evitar el éxodo de inmigrantes que causan múltiples problemas a nuestra nación.
El territorio nacional está siendo ocupado pulgada por pulgada, kilómetro por kilómetro y pueblo por pueblo por la masiva presencia ilegal de haitianos, un costo muy alto que debemos de pagar y que terminará de manera cruenta, sino se toman las previsiones de lugar.
Hace poco, se publicó que un sector de la región Este, ocupado por haitianos ilegales, estaba izada la bandera de ese país. No nos explicamos el porqué Amnistía Internacional afirma que la ley de naturalización y regularización de los extranjeros, no les restaura los derechos de nacionalidad a los ilegales. Se entiende que no se puede reestablecer una prerrogativa que nunca se ha tenido.
Es una insolencia de parte de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas, Navi Pillay, de criticar la nueva ley que regula la presencia de extranjeros indocumentados, tras plantear la absurda sugerencia de regalar la nacionalidad dominicana.
