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Convergencia

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Efraim Castillo

Lo global y el medio

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Marshall McLuhan fue uno de los primeros pensadores en señalar correctamente el adjetivo “global” (War and Peace in the Global Village (1968, con Quentin Fiore y Jerome Agel), refiriéndose a la retribalización a escala integral del planeta; aplicando dicho adjetivo a la atención de un reclamo meramente académico y producido por los cambios ocasionados a través de los mass-media en la comunicación planetaria. Un concepto que ya venía proponiendo en The Gutenberg Galaxia (1962) y Understanding Media: The extensión of Man (1964).

Se refería McLuhan a la creciente cobertura mundial de los medios de comunicación y la nueva posición del hombre respecto a su circuito informativo. Para McLuhan, los tambores tribales que se circunscribían a una determinada esfera de incumbencia comunicativa han cedido el paso a la transistorización de la captación del sonido y, con ésta, a una información generalizada. De ahí, los términos “aldea global” y “escala global”, enunciados por el filósofo.

La aplicación del término aldea global por parte de McLuhan estuvo correcta, no así la de aquéllos que confunden el mismo para aplicarlo a “lo total”. Aldea global, en la aplicación correcta del término, viene a ser la relación encadenada de fenómenos que comunican nuestro mundo a partir de informaciones fonéticas, impresas o audiovisuales; y más allá de éstas a través de nuevas referencias.

Para Marshall McLuhan todo es un medio: el libro, el automóvil, la bombilla eléctrica, la televisión, la ropa. O sea, que el ser humano está determinado por los medios que utiliza, y la influencia de éstos implica su evolución o su atraso, ya que sus facultades se extienden con ellos. Así, McLuhan explica que el automóvil es, “ciertamente, una prolongación de las piernas del hombre”; y cuando el hombre maneja su automóvil “hasta cierto punto ha amputado sus piernas” (Understanding Media).

Sin embargo —registro yo—, el hombre ya había amputado sus piernas cuando subió al caballo, debido a que antes que el automóvil este equino había sido su principal medio de locomoción; y antes que el caballo, la palanca y otros aditivos culturales (arco y flechas, ollas, ropa, etc.) se constituyeron en prolongación de sus sentidos y condicionaron sus reacciones bioquímicas. Por eso, el consumo humano ha estado sujeto al medio ambiente como circunstancia cultural.

Y aquí tengo que analizar los vocablos “medio” y “ambiente” para tratar de determinar cómo la naturaleza penetraba no sólo al hombre, sino a todos los seres vivos que la habitaban.

 Entre las 37 definiciones que trae el diccionario de la Real Academia Española (RAE, 2020) de la palabra medio, he seleccionado tres: la 15: “Espacio físico en que se desarrolla un fenómeno determinado”; la 16: “Conjunto de circunstancias o condiciones exteriores a un ser vivo que influyen en su desarrollo y actividades”; y la 17: “Conjunto de circunstancias a condiciones físicas y químicas exteriores a un ser vivo y que influyen en el desarrollo y en las actividades fisiológicas del mismo.”

Por: Efraim Castillo
efraimcastillo@gmail.com

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