No son para menos las muchas hipótesis que plantea el encuentro de tres días de la cúpula del PRM en un hotel de Jarabacoa. El partido ha evidenciado que carece de una estrategia para lidiar con el malestar que sacude al Gobierno, pero también para trazar la ruta sobre las elecciones de 2028.
Al menos se acordó que las primarias serán cerradas para dejar las nominaciones a cargo de la militancia, sin injerencia externa. Pero si la cúpula ha entendido la necesidad de pasar revista y adelantar algunos pasos es, entre otras lecturas, porque en el panorama han asomado o pueden asomar nubarrones que oscurecen las perspectivas electorales para 2028.
Del taller estratégico, denominado presente y futuro, encabezado por el presidente Luis Abinader y la vicepresidenta Raquel Peña, puede derivarse un cambio en las relaciones internas del PRM, donde se habla de gran disgusto de la militancia, pero también hacia afuera. No es ningún secreto que el partido, por múltiples razones, ha perdido el encanto con que alcanzó y se ha mantenido en el poder.
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Mientras duerme en sus laureles la oposición le ha sacado en cara múltiples incongruencias, además de fortalecer sus estructuras internas. Es obvio que como organización, el PRM ha estado alejado de los grandes debates sobre asuntos nacionales e internacionales, teniendo el presidente Abinader que dar la cara en todas las circunstancias en defensa de su propio Gobierno.