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Danilo Medina: decir una cosa y hacer otra

Danilo Medina: decir una cosa y hacer otra

Oscar López Reyes

Más del 50% de los electores se fascinaron tanto, en el 2012, con la perorata del candidato presidencial del PLD, Danilo Medina, sobre su lance contra la corrupción, que le depositaron su voto, en la más esmerada canoa. Pero, ¡oh, cuánta alevosía en el embeleso de la más insaciable urdimbre y farfullería político-gubernamental!.

Maravilla el programa de gobierno del PLD 2012-2016 en torno al enriquecimiento ilícito y la “tolerancia cero a la corrupción, con enfoque participativo y estricto cumplimiento de la ley”; contra la impunidad, la falta de confianza y por la transparencia, la profesionalización de los organismos de control y robustecer al Ministerio Público con el objetivo de garantizar que los expedientes de fraudes e irregularidades fuesen sustentados y mantenidos en todas las jurisdicciones de la justicia.

Arengó, irresolutamente: “Daremos el ejemplo” en la revisión y monitoreo de las declaraciones de los funcionarios”, porque “los bienes públicos son sagrados”. Y

desde la presidencia de la República, Medina Sánchez creó una red de veedores, para acompañar a distintas instituciones en las licitaciones para adquirir bienes y servicios, a fin de fortalecer la transparencia en las compras públicas y reducir la confabulación y el engaño. ¡Guao!.

Las veedurías se volvieron inoperantes y las renuncias de sus miembros retumbaron: ¡Abur!, por sentirse burlados, en vista de que fueron cogidos como mojigatos, y los expedientes presentados por la PEPCA fueron desechados -¡plash!- por jueces, en un histórico proceso sin precedentes.

Como contrahechos, aumentaron el cobro de comisiones para otorgar obras y expedir cheques de pagos. ¡Uh!: Odebrecht. En 2016, esta constructora admitió que desde 2003 pagó 92 millones de dólares en sobornos en República Dominicana para obtener contratos de obras de infraestructura, y en el gobierno de Medina Sánchez operó su Departamento de Operaciones Estructuradas, para corromper en países de América Latina.

Al tomarse las cosas en serio en el gobierno de Luis Abinader Corona, exfuncionarios y allegados de Medina Sánchez salieron a flote en entramados y encartados por la PEPCA en expedientes por estafas contra el Estado, estampadas en cinco operaciones bautizadas con nombres de animales marinos: Anti-pulpo, Caracol, Medusa, Coral y Coral 5G, y Calamar.

¿Por qué Danilo Medina proclamó una cosa y obró de otra muy diferente. Visualicémoslo en cinco ejes: 1) Debilidad afectiva. 2) Reducido por presiones. 3) Optaría por piñata. 4) Pose y sonrisa falsas, y 5) alcoholizado con el poder.
Endiosado por el poder oficial, llegó a pensar que este era eterno y, en ese deshidratado envanecimiento, movió el esqueleto a riendas sueltas para usufructuar una herencia, cual duque a caballo y con un sombrero de caza y pesca, una fortuna salvaje en una media isla sin leyes, autoridades ni dolientes.
¡Cuánto latrocinio, Danilo Medina!