El 23 de enero de 2019, Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela se declaró Presidente interino del país en una plaza del centro de Caracas. Habían pasado seis meses desde que la oposición había perdido de Nicolás Maduro las elecciones del 20 de mayo de 2018.
Una hora después, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anuncia el reconocimiento de Guaidó como «presidente legítimo», y en los días posteriores alrededor de 60 países de la región y Europa endosaron su reconocimiento.
Guaidó llegó al extremo de creerse ese invento e incluso nombró embajadores y otros diplomáticos en los países que le habían reconocido, y a nivel internacional se referían a él como el mandatario venezolano.
Ahora se podría repetir la misma historia, Edmundo González Urrutia perdió el domingo las elecciones, y otra vez diversos países, actuando al unísono con Estados Unidos, comenzaron a cuestionar los resultados del proceso.
Por supuesto, estas acciones envalentonaron a los dirigentes de la oposición, quienes de inmediato convocaron a protestas en las calles, que por cierto las de ayer fueron muy anémicas en relación a la asistencia de venezolanos.
Las fotos de las agencias de prensa internacionales, todas propietarias de grandes emporios económicos, mostraban ángulos cerrados y primeros planos de los protestantes.
Cualquiera con dos dedos de frente se daría cuenta que a Estados Unidos le conviene que Maduro se mantenga en el poder, para poder seguir haciendo negocios por debajo de la mesa, comprando petróleo barato.
Sino fuera así por qué en cada proceso electoral en Venezuela, Estados Unidos respalda un candidato diferente y, terminado el proceso desmantelan la coalición opositora, bajo el argumento de cambiar de imagen y de estrategia electoral.
Eso pasará con Edmundo, quien tiene 76 años de edad y desarrolló una campaña electoral bajo la sombrilla de María Corina Machado.
Mientras desde el norte mueven los hilos de los títeres que tienen en Caracas, los chavistas se lanzan a las calles a defender su victoria, todo este teatro se parece al de 2019 y no se asombren si alguien propone a González Urrutia como presidente legítimo de Venezuela, aunque en la práctica no sea más que otro Guaidó.