Editorial

Defensor del Pueblo

Defensor del Pueblo

El presidente de la Cámara de Diputados dijo que el hemiciclo no está obligado a presentar al Senado las ternas para la escogencia del Defensor de Pueblo en base a las calificaciones que obtuvieron los aspirantes en las evaluaciones realizadas por una comisión de legisladores.

Conforme a la enjundiosa aclaración del licenciado Alfredo Pacheco esas notas solo sirven de referencia por lo que la Cámara Baja no tiene el compromiso de conformar las ternas basadas en esa evaluación, lo que quiere decir que quien obtuvo más bajo promedio podría encabezar la lista.

A riesgo de incurrir en crasa ignorancia y conforme al señalamiento del licenciado Pacheco, habría que preguntar ¿cuál es entonces la razón de esa evaluación, si el nivel de competencia alcanzado por los evaluados no sirve virtualmente para nada?
El titular de la Cámara Baja aconseja a quienes les resulta extraño que una evaluación congresual no genere compromiso o vinculación con respecto a los resultados, “a leer el reglamento de cómo se hace la escogencia para que sus opiniones tengan un mejor contenido y puedan ser sustentadas en la tradición y la reglamentación…”

Ese reglamento no especifica en cuáles condiciones un evaluado que obtuvo las más altas calificaciones puede ser transferido o degradado al último lugar en la lista, aunque a juzgar por lo que señala el señor Pacheco, los legisladores tienen libertad para colocarlo donde mejor les parezca.

Se sabe (¡cómo no entenderlo!) que corresponde al Senado escoger al Defensor del Pueblo entre aspirantes insertos en varias ternas presentadas por la Cámara de Diputados, pero no estaría del todo mal que ese hemiciclo revele de manera oficial los resultados de las evaluaciones a que fueron sometidos todos los aspirantes.

Tampoco se viola ninguna norma parlamentaria si en las ternas se colocan los nombres de los aspirantes en orden descendente según las calificaciones alcanzadas, aunque conforme a lo dicho por el licenciado Pacheco, esas notas solo son referencias, que es como decir que no sirven para nada.

La Carta Sustantiva no ha encomendado a la Cámara de Diputados a integrar las ternas sobre las cuales el Senado escogería al Defensor del Pueblo y a los miembros de la Cámara de Cuentas, como mero ejercicio deportivo, sino como garantía de la más absoluta transparencia.

Lo que sí debe saber y nunca olvidar el veterano legislador es que la sociedad no acepta trapisonda de ningún tipo, sin importar si el mejor evaluado es enviado a la cola o el peor puesto al inicio de la lista. Esos tiempos fueron superados, o al menos, eso cree la población.

El Nacional

La Voz de Todos