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Delincuencia

Delincuencia

Elvis Valoy

Las conductas personales están estrechamente vinculadas a la realidad circundante; el componente económico es determinante en las actuaciones de las personas. Las economías individuales repercuten en la manera de actuar de la gente. El proceso de pauperización que ha recaído sobre amplios contingentes poblacionales los radicaliza en la toma de decisiones de la vida cotidiana.

Colocándolo en el contexto actual, la delincuencia tiene un gran componente económico; este flagelo ha desafiado a las autoridades, en una guerra sin tregua, en donde esta última luce fifiriche y perdida, frente al irredento e intimidante mundo de la violencia, que hasta el momento tiene ganada por mucho la pelea.

Hay amplios sectores del país en donde una gran parte de su población sufre los desmanes del mundo antisocial, y la extorsión y el latrocinio son el “pan nuestro de cada día”, viviéndose consuetudinariamente una pesadilla, en un infierno sin posibilidad de escapar.

El rosario de asesinatos se sucede uno tras otro, sin que se vislumbre el final de este capítulo tenebroso que le ha quitado el sueño a la población; el ministro de Interior Jesús –Chu- Vásquez, improvisa medidas y demuestra su incapacidad en esta hoguera sangrienta que liquida al país.

El programa Mi País Seguro no ha funcionado, y la delincuencia ha desbordado todos los parámetros posibles, sembrando de luto y pánico la geografía nacional, mientras la ciudadanía ve atónita los desmanes impuestos por la delincuencia que se mueve a sus anchas.

El asunto ha llegado a un extremo tal, que ningún lugar está exento de ser escenario de atraco; calles, casas avenidas, torres, etc., son espacios frecuentes de fechorías, demostrándose la vulnerabilidad e incapacidad de las medidas gubernamentales frente a la ola de robos que se suceden una tras otra, sin que el gobierno haya podido detenerla.