Opinión Carta de los Lectores

Desarrollo y miseria

Desarrollo y miseria

Cartas

La economía tiene múltiples caras. Desarrollo y miseria. Hay que aprender a navegar entre las dos fases que comportan el trajinar de la vida diaria. La mayor estabilidad y números en verde, conlleva la desestabilización y el rojo permanente.

Las últimas cifras económicas del Banco Central dejan entrever los vaivenes de la economía. Hablan de un desarrollo que se palpa y el que está a la vista, pero deja dentro del sombrero el abandono social.
Lo que se tiene que vivir es el capitalismo de rostro humano. Es subsistir con los marginados, aupando su existencia y sabiendo que a mayor crecimiento de la macroeconomía, existirá la miseria.

El desarrollo económico es latente, se puede manosear, beneficia al gran empresariado, significa el avance de los programas ligados al progreso, las grandes torres, las inversiones millonarias, las ventas masivas y la solidez en los distintos escalones.

Juzgo como periodista y no economista. Los entendidos en la materia a veces tienen anteojeras, para solo ver para delante, olvidando a los que están detrás, a la derecha o a la izquierda. Son síndromes de los avances de una sociedad de consumo.

Nadie lo niega, la República Dominicana transita por una economía sólida, fuerte, que se perfila a ser una de las mejores de la región, pero al mismo tiempo lleva en su seno el dolor y el infortunio de millones.
Hay que comenzar a trabajar para que se mejoren las condiciones de vida de todos los necesitados, y esa es una obligación del gobierno y el sector privado. Los dos por igual.

El salario mínimo aumentado no termina con la marginalidad. Un reajustes conlleva que también suben los precios de los servicios, de los alimentos y de las medicinas. Así, para los que trabajan, sigue la asfixia por la inflación y el agiotismo.

Están además los que no tienen salarios fijos, son chiriperos, vendedores ocasionales, navegan en la informalidad, a ellos les golpean los reajustes para mejorar los estándares de vida.

Por el contrario, un reajuste salarial sin mover a todo el conglomerado social, convierte a una capa importante de la sociedad en náufragos, que necesitan urgente salvavidas.

El reajuste de salario se tragó el primer eslabón de la canasta alimenticia popular. Son los efectos colaterales de un reajuste parcial de la vida diaria. De ahí que siempre el desarrollo económico debe ser estructurado no por la emotividad, sino de acuerdo a las verdaderas exigencias del momento.

Por: Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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