Opinión Editorial

Día de la Libertad

Día de la Libertad

La historia de más de 30 años de horror que tejió la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, así como la gesta que conllevó a su ajusticiamiento, no debería ser reducida a piedra del olvido por voces pretenden impedir que presentes y futuras generaciones ausculten con propios ojos ese pretérito nacional.

El 30 de mayo de 1961, del que se cumplen hoy 64 años, un grupo de conjurados puso fin a la vida de Trujillo y con él a una larga satrapía que cercenó las libertades públicas e impuso un régimen de oprobio matizado por cotidianos episodios de asesinatos, persecución, encarcelamiento y tortura.

El fervor patriótico congregó a Antonio de la Maza, Antonio Imbert Barrera, Amado García Guerrero, Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sahdalá, Huáscar Tejeda Pimentel y Roberto Pastoriza Neret, en el propósito de poner término a la dictadura mediante la eliminación física de Trujillo, lo que se logró en el memorable episodio de la hoy autopista 30 de Mayo.

Otros complotados participaron en la organización del magnicidio y en la tarea de ocultar al grupo que ejecutó al tirano, quienes fueron torturados y ejecutados en la Hacienda María por Rafael Ranfis Trujillo, hijo del tirno, con excepción de Imbert Barrera y Luis Amiama Tió.

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La conmemoración de tan trascendente efeméride coincide con una aviesa campaña de descrédito contra los héroes del 30 de mayo, que tomó cuerpo a partir de documentos desclasificados de la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), en los que se resaltan declaraciones de un sicario del régimen que vierte difamación sobre algunos de los conjurados.

Se sabe que Estados Unidos mostró preocupación por el derrotero que había tomado el régimen de Trujillo y que la CIA procuró suministrar armas al colectivo que gestaba el magnicidio, pero la historia demuestra que los héroes del 30 de mayo albergaron por propia cuenta la irrenunciable tarea de poner fin a la tiranía.

Como resultado de esa gesta, República Dominicana pudo celebrar sus primeras elecciones libres después de más de décadas de represión y barbarie, en las que Juan Bosch fue electo presidente de la nación, pero la misma infección trujillista que aun diezmaba la anatomía nacional, dio al traste siete meses después con esa experiencia democrática.

Una Patria agradecida recuerda hoy con legítimo orgullo el 64 aniversario del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo, el fin de su ignominiosa tiranía y la siembra de la semilla de la libertad, que abonada por la sangre de mártires y héroes , se erige hoy como frondoso árbol de la democracia.

El Nacional

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