El Día del Amor y la Amistad tiene su origen en la devoción, tribulación y sacrificio encarnado por el clérigo romano Valentín de Terni, quien vivió muy probablemente en el siglo III, decapitado por órdenes del emperador Claudio II, por bendecir matrimonio entre jóvenes, pese a su prohibición por el monarca.
Aunque no fue hasta mil años después cuando el papa Alejandro VI entronizó a Valentín como patrón de los enamorados, la tradición consagra el 14 de febrero, fecha en la cual se consigna la muerte de Valentín, como el Día del Amor y la Amistad.
Hace 56 años que la Iglesia Católica excluyó de su calendario esa efeméride, pero ya había sido asumida por el marketing comercial que promueve el intercambio de regalos entre enamorados o para afianzar el valor de la amistad, sin importar que por resolución de Naciones Unidas (ONU), se fijó la celebración para el 30 de julio.
La ONU insta a cultivar a través de la amistad lazos de camaradería y fortalecimiento de la confianza entre las personas como forma de contribuir a promover cambios para alcanzar estabilidad duradera, tejer una red de apoyo social que proteja a las comunidades y generar pasión por lograr un mundo mejor.
El mundo de hoy, altamente dividido y plagado de guerras y conflictos requiere como nunca del amor que nace de la justicia y de la amistad, que genera comprensión, perdón y resolución de conflictos entre individuos, familias, etnias y naciones, ingente tarea que ha sido encomendada a jóvenes y futuros líderes.
La sociedad dominicana necesita altas dosis de amor, amistad y comprensión que se expresen a través del ejercicio dialogante y la resolución de conflictos, como forma de reducir los niveles de violencia que atormentan a la familia o que se reflejan en altos índices de delincuencia y criminalidad.
Sin importar que el Día de San Valentín se arrope en las fauces de Mercurio, la celebración constituye un gran motivo para cultivar y festejar valores que fortalecen la amistad, el amor y, por consiguiente, la lealtad hacia los seres queridos y admirados, porque ninguna sociedad sobrevive al torrente de odio, desprecio, traición y deslealtad.
Abrazo efusivo, sincero apretón de manos, beso cargado de emoción o la reiteración de aprecio y amistad, constituyen regalos valiosos e insustituibles en este Día de San Valentín, cuando el amor vence al odio.