Hasta que apareció la respuesta al exministro de Hacienda, Donald Guerrero, se desconocía que el exembajador estadounidense Roger Noriega y el exmiembro de la Cámara de Representantes Lincoln Díaz Balart ejercieran como asesores del presidente Luis Abinader.

En esa condición los republicanos reaccionaron ante la campaña que según ellos motoriza el exfuncionario dominicano a través de un lobbista estadounidense contra la prisión preventiva aquí.

Pero más que centrarse en consideraciones jurídicas los republicanos abordaron las críticas formuladas por un legislador estadounidense desde una perspectiva política.

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Díaz Balart y Noriega dicen que no es de extrañar que Guerrero, acusado de liderar esquemas de malversación de fondos y sobornos, contratara cabilderos en Washington para desacreditar a los fiscales y jueces independientes que arriesgan sus vidas para llevar a los criminales ante la justicia.

Díaz Balart fue representante de 1993 a 2011 y Noriega embajador ante la ONU y subsecretario de Estado para asuntos del hemisferio occidental.

Ambos no solo atacaron con dureza a Guerrero, sino que resaltaron los puntos más luminosos de la gestión de Abinader, entre los que incluyen la lucha contra la corrupción y el narcotráfico.

Los Gobiernos dominicanos siempre han pagado cabilderos en Washington, pero el caso de Díaz Balart y Noriega ha sido una sorpresa.