Son tantos los detalles que se han ofrecido sobre la operación de la supuesta red Discovery que solo se espera que a la hora de la verdad no quede ningún cabo suelto.
En el expediente el Ministerio Público señala que la organización contó con el apoyo de un técnico de una empresa telefónica y de miembros del Departamento de Investigación de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (Dicat).
Sin embargo, no se conoce que algún miembro del Dicat haya sido siquiera interrogado. Sí se indica que el técnico Ángel de Jesús Jiménez Durán fue contactado cuando los principales cabecillas de la supuesta red afrontaron dificultades en sus operaciones.
Entre los muchos detalles ha salido a relucir que en el esquema de extorsión y estafa participaban dos estadounidenses residentes en Santiago, quienes tenían la encomienda de hablar con las víctimas para manipularlas y amenazarlas.
Las estadounidenses habrían sido reclutadas porque se necesitaban personas que hablaran inglés con fluidez y tuvieran conocimientos tecnológicos.
Como cabecillas el Ministerio Público sindica a Sucre Rafael Rodríguez Ortiz y a Pablo Miguel Balbuena, quienes dirigían las operaciones en Santiago y Puerto Plata a través de centros de llamadas (call centers).