Editorial Opinión

Discurso previsible

Discurso previsible

En su rendición de cuentas ante el Congreso, el presidente Luis Abinader dibujó una realidad económica, social e institucional inicialmente sustentada en resultados tangibles como la estabilidad y crecimiento de la economía, avance del turismo y de zonas francas, aunque otras proclamas se extraviaron en laberintos estadísticos.

El mandatario enumeró una extensa lista de obras grandes y pequeñas puestas en funcionamiento o anunciada su construcción, que van desde autopistas, plantas de generación eléctrica, puertos, puentes, aeropuertos, hasta instalaciones deportivas y centros de acogida.

Su propuesta de conformar un gran pacto de nación para una política de Estado sobre la crisis haitiana, emerge como uno de los temas que concitaría mayor interés entre los abordados por el mandatario, como también el anuncio de que creó una comisión interministerial para proteger a la industria arrocera nacional.

En esa rendición de cuentas se resaltan también instrucciones al ministro de Trabajo para que convoque en lo inmediato al Comité Nacional de Salarios a los fines de que se apruebe un salario mínimo mayor al nivel de inflación interanual, lo que seguramente rompe la inercia que ha mantenido el sector empleador.

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Los subsidios a los combustibles, insumos agrícolas, generación eléctrica y a poblaciones vulnerables figuraron entre los puntos fuertes esbozados por el mandatario, a los que se agregan los referidos a las reservas del Banco Central y las utilidades generadas por el Banco de Reservas.

Otros temas manejados con habilidad por el jefe de Estados fueron los vinculados con inversión extranjera directa, especialmente en los proyectos de desarrollo de Pedernales y Manzanillo, sobre los cuales destacó que generarán miles de empleos directos e indirectos.

Fue confusa la fórmula empleada por el Presidente para probar que con el salario mínimo promedio de hoy, que es de $16,262.50, se puede adquirir más pollos y huevos que con el ingreso de $7,583.00 en 2011, lo que si llegara a aplicarse como regla general, se pondría fin a un nivel de inflación, por encima del cual el propio mandatario pidió que se incremente el salario mínimo.

Fue notoria la ausencia del tema de la lucha contra la corrupción, aunque el Presidente se refirió a la transparencia en las compras y contrataciones públicas y proclamó que su Gobierno ha cambiado despilfarro por eficiencia y opacidad por honestidad. El de ayer fue un discurso de rendición de cuentas previsible.

El Nacional

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