No solo se había propuesto ganar la medalla de oro en los Juegos de París, sino establecer un nuevo récord para la distancia de los 400 metros planos.
Ambos logros, que coronan una cadena de éxitos en distintas competencias internacionales, son también una lección para la mujer y las personas de estratos sociales humildes. Indican que el origen social o la pobreza no son una limitante para el deseo de alcanzar grandes metas.
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Cuando compitió en las olimpiadas de Japón, donde ganó dos medallas de plata, a su madre, que reside en Don Gregorio, Nizao, hubo que regalarle un televisor para que viera la competencia.
Marileidy, hoy una marca nacional, ha podido llegar a lo más alto en atletismo gracias a la disciplina y su gran esfuerzo.