El reconocimiento del Senado a la doctora Milagros Ortiz Bosch por la honradez y transparencia como servidora pública representa no solo un homenaje personal, sino un estímulo para la ciudadanía.

La recompensa moral, como ha sido la exaltación de una vida consagrada a las mejores causas, tiene más dimensión que los réditos personales o materiales.

Además de transparencia y honradez a la directora de Ética Gubernamental hay que reconocerle eficiencia en las distintas funciones que ha desempeñado en el sector público. Ha sido vicepresidenta de la República, ministra de Educación y senadora, entre otras posiciones en que lo institucional y la creatividad han prevalecido sobre lo personal o particular.

El Senado se honra con un reconocimiento tan merecido como el tributado a Ortiz Bosch por la transparencia y honestidad de su vida pública y privada.