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El agravio de la censura

El agravio de la censura

Ramón Rodríguez

Una de las primeras censuras de la historia, la llevó a cabo Poncio Pilato, cuando en medio de su aturdimiento mental, preguntó a Jesús de Nazaret, el significado de la verdad. Antes de que el hijo del hombre le diera una contundente respuesta, Pilato ‘’lo censuró’’ dándole la espalda y evitando un vendaval de ideas revolucionarias.

Siempre ha sido así, los sectores dominantes han pretendido amordazar toda expresión y pensamiento que amenazan el statu quo. Uno de los agravios más infelices a la libertad de expresión, se cometió contra Miguel Servet, una de las mentes más brillantes de la humanidad. Condenado a la hoguera en el siglo XVI por su obra de 1531 ‘’ Sobre los errores acerca de la Trinidad’’ que le daba la condición a Jesús de hombre por haber nacido de una mujer.

Evidentemente que era un tema polémico, pero de eso es lo que se trata. La verdad no se encuentra cercenando el pensamiento, sino debatiendo ideas. Casi 500 años después de su muerte, Miguel Servet constituye un punto de referencia por su lucha en aras de las libertades públicas y el repudio a la intolerancia.

Pienso que el punto de inflexión que marca la defensa a la Libertad de expresión y la capacidad crítica como instrumentos para cambiar modelos y plantear ideas renovadoras que los poderosos siempre tratan de censurar, lo fue la Revolución Francesa de 1789. El surgimiento de los librepensadores y las ideas de los enciclopedistas, echaron los cimientos para hacer posible la Declaración de los Derechos del hombre.

Los dominicanos vivimos en carne propia, la tal ‘’pacificación’’ de la que se ufanaba el tirano Rafael Leónidas Trujillo, que se fundamentó, entre otras cosas, por amordazar a los dominicanos, actitud que no impidió las protestas de nuestro Américo Lugo.

A la honorable senadora de Bahoruco, Melania Salvador, le haría muy bien leer algunos pasajes de la historia que ilustran las grandes luchas que se han librado para defender la libertad de expresión y el pensamiento crítico, diría Edgar Morín.

Por: Ramón Rodríguez
centrodeidiomaswashington@gmail.

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