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El béisbol dominicano y el dopaje

El béisbol dominicano y el dopaje

Héctor García

Por conocimiento de casos, en oportunidades, me he permitido
solicitar a la Liga de Béisbol Profesional Dominicano (LIDOM) la
instauración del sistema Control de Dopaje, no sólo en los peloteros,
sino a nivel de todo el que interviene en él, incluyendo los directivos
de equipos.

El béisbol dominicano, si no es el mejor del Caribe, no llega al segundo puesto en calidad, organización y seguimiento presencial, radio, televisión, periódicos y redes, pero lamentablemente se juega sin la aplicación de pruebas de dopaje.
El mundo de hoy rechaza los extremismos y todo el mundo con cierto sentido común busca progreso, oportunidades, las cuales se fortalecen en un sistema de competencia real y dentro de las normas legales.
En toda institución, sea pública o privada, la ética es fundamental.

Todo el mundo observa con gran interés, el hecho de que el deporte
en sentido general está penetrando en muchas ocasiones por el facilismo y la prisa en alcanzar objetivos que son normales y naturales en toda persona humana, pero que la convivencia social y la civilización que vivimos en la actualidad, requieren que las cosas se hagan dentro de los preceptos adjetivos y constitucionales.
Es por ello que, solicitamos, no solo a la Liga de Béisbol Profesional
de la República Dominicana (LIDOM), sino a la Confederación de
Béisbol del Caribe, que preside el dominicano Juan Francisco Puello
Herrera, la instauración del sistema de dopaje, en las Ligas de Béisbol, que está bajo su mando.

Indagando con conocedores de la materia, sólo la Liga de Béisbol Profesional de Verano de México, mantiene ese control, pero parece ser que ninguna otra lo hace, lo que quiere decir que todos asistimos
a una Serie del Caribe, quizás enferma, o tal vez, podrida.

Puedo afirmar que las Series del Caribe de Béisbol, también están
contaminadas por los “bates alterados”, mejor conocido como “bates
con colcho” y nadie interviene.

Pero bueno, lo de allá, aunque nos afecte, no es principalía en esta
opinión, sino la pelota dominicana.

Nuestro propósito es que no haya riesgos, ni obstáculos insanos para
que un pelotero u otro atleta, así como sus directivos de terrenos y
oficinas adquieran o mantengan su principalía en la actividad que
conforme a su vocación han escogido.

Por eso es necesario, que el doctor Vitelio Mejía Ortiz, consagrado,
presidente de la LIDOM, se ponga los pantalones y a partir de octubre exija la prueba de dopaje en el béisbol dominicano.

Si asistimos a otros eventos fuera del país, donde hay seriedad y
dopaje, resultaría penoso que en un simple dopaje, ese pelotero, dirigente o directivo arruine una carrera exitosa, por lo que las autoridades de cada área deben tratar de que se respeten las normas a todos los niveles por el bien de la sociedad y una gran parte de la juventud dominicana que sigue de cerca nuestro béisbol. En las manos de Vitelio Mejía, dejamos la delicada, pero necesaria decisión, aclarando que nuestro país es signatario de un acuerdo con
la Agencia Mundial Antidopaje.

El Nacional

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