El Día de los Padres sorprende a la familia sumida en un estado de emergencia nacional a causa del rebrote de la covid-19, que además de provocar 1,055 muertes y 60,896 infectgados en el país, impide que los mayores reciban hoy abrazos y besos de sus hijos por temor al contagio pandémico.
Ningún terremoto, ciclón, conflicto político o social había empañado tanto la celebración de fechas que resaltan las figuras materna y paterna, porque hasta en la guerra de 1965, combatientes y soldados se afanaban por prodigar amor y gratitud hacia sus progenitores.
Por causa del coronavirus se impone el distanciamiento social, con impedimento de dispensar efusivo y tierno abrazo a ese buen hombre, sobre cuyos surcos de su envejeciente anatomía recorren caudales de añoranzas convertidas en ejemplos en los que abrevan los hijos henchidos de gratitud y orgullo filial.
Este Día de los Padres se celebra en medio de la atribulación familiar por el rebrote de una pandemia que particularmente amenaza la vida y la salud principalmente de los mayores, por lo que el mejor regalo que se dispensa hoy a ese buen hombre es redoblar su protección para que no se contagie de coronavirus.
Más de 700 mil trabajadores formales no logran recuperar sus empleos extraviados durante la pandemia, otro motivo de angustia o desesperanza con el que tiene que lidiar el padre y la madre que bregan por llevar el sustento al hogar en medio de una crisis económica derivada de la pandemia.
A la par con la emergencia sanitaria, la sociedad dominicana sufre también de violencia intrafamiliar, auge de feminicidios y de una secular paternidad irresponsable que se expresan en destrucción del hogar, orfandad y marginalidad infantil.
Es por eso que las expresiones de amor, gratitud y respeto van dirigidas en este día y siempre al buen padre, a ese ciudadano que asume con valor, ternura, sacrificio y pasión el sagrado compromiso de criar a sus hijos, garantizarles techo, comida, educación y cariño.
El Nacional felicita muy efusivamente a todos los buenos padres dominicanos, artífices junto a las madres de la unidad y fortalecimiento del núcleo familiar sobre el que se construye la anhelada sociedad de valores en la que prime el imperio de la ley, igualdad de oportunidades, justicia social y equidad económica.