Como nunca antes en la historia de la República, los dominicanos acuden este domingo a votar en las elecciones presidenciales y congresuales ataviados con mascarillas, con obligación de guardar distanciamiento en los colegios electorales, pero con la inmensa satisfacción de ejercer el inalienable e irrenunciable derecho al sufragio.
Un total de siete millones 442 mil 416 votantes son convocados a elegir nuevo presidente y vicepresidente, a los integrantes del Senado y de la Cámara de Diputados, lo que equivale decir a consolidar la democracia y la institucionalidad.
Este es el momento cuando la Constitución política otorga al ciudadano el poder cívico de participar libremente en la escogencia de sus más altas autoridades, a quienes encomienda dirigir los destinos nacionales desde los poderes Ejecutivo y Legislativo.
En el sagrado ejercicio del voto se conjugan otros derechos constitucionales como los referidos a la libertad de pensar y actuar de acuerdo a lo que dicte la conciencia, asimismo valores como los de la convivencia y gobernanza, bienes sociales y jurídicos que se fortalecen con el cumplimiento de esa prerrogativa sustantiva.
De la misma manera que los ciudadanos están compelidos a sufragar hoy con estricto cumplimiento al protocolo sanitario de prevención contra el coronavirus, la Junta Central Electoral tiene la obligación de propiciar elecciones libres, concurridas y transparentes.
Al liderazgo político le corresponde inclinarse reverente ante la libérrima voluntad del voto ciudadano y respetar al pie de la letra los resultados electorales, sin importar si han sido favorables o adversos, porque esta vez la decisión expresada en las urnas tendría la calidad de la cosa definitivamente juzgada.
La Carta Magna establece que si ninguno de los partidos logra alcanzar la mitad más uno del total de votos emitidos en la consulta de hoy, la JCE convocaría a una segunda vuelta electoral el 26 de este mes, en la cual triunfaría el candidato que obtenga la mayoría de sufragios.
Las elecciones de hoy deben ser asumidas como una fiesta de la democracia con la participación de todos los ciudadanos que ejercen su derecho a elegir y ser elegidos, en la seguridad de que mañana los resultados electorales serán acogidos y respetados y que la nación retomará su nueva normalidad.
