Al canciller Roberto Álvarez le fue bien durante la asamblea de la ONU donde República Dominicana cabildeó con destreza y en silencio la aprobación de una fuerza multinacional antipandillas que imponga orden en Haití.
Pero ahora tiene una encomienda mayor, buscar algún mecanismos que permitan sustituir el programa de zonas francas mixtas conocido como Hope Help, que eximía de aranceles las exportaciones textiles de Haití.
El Congreso de EUA rechazó renovar el programa, por lo que seguir produciendo sin ese apoyo elevaría los costos entre un 20 y 30 por ciento llevando a la quiebra a empresas comunes instaladas en la frontera.
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