Todos los días Miguel Andrés se monta en su bicicleta equipada con un canasto donde lleva escoba, rastrillo y una azada, los instrumentos que usa para trabajar como jardinero.
En su tránsito por la nueva avenida Paseo del Río, en el sector Cristo Savio, de la capital, fue captado con el reluciente caserío de fondo, complementando una inobjetable postal urbana.