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El martillo

El martillo

El psicólogo Abraham Maslow una vez dijo “si lo único que tienes es un martillo, todo parecerá un clavo”. Esta frase debería resonar con particular fuerza en las entidades encargadas de regulaciones sectoriales, para evitar que sus instituciones caigan en un óxido regulatorio y se erijan como una fuente significativa de costos transaccionales en los sectores que supervisan, en detrimento de regulados y usuarios.

Los reguladores deben conocer bien el alcance de sus funciones y los límites legales de sus poderes. Con frecuencia estos pueden sentirse tentados a sobreextenderse por encima de esos límites, convirtiéndose en fuente de inseguridad jurídica y colocando a los sectores sobre los que inciden en una frágil posición legal, donde el cumplimiento de normas que se salen del alcance legal permitido al regulador se desmoronan una vez son sometidas a un escrutinio judicial.

Más aún, los reguladores deben ser conscientes y auto-evaluar el objeto y necesidad de sus acciones. Con demasiada frecuencia las acciones bien intencionadas de un regulador degenera en efectos negativos inadvertidos y contrario al mismo objeto de lo que pretendían corregir.

La verdad inconveniente del derecho administrativo dominicano actual es que ni reguladores ni regulados tienen el incentivo de mantener sometido el régimen regulatorio a la legalidad.

Por un lado el regulador con frecuencia se atribuye poderes ilimitados para normar, indistintamente de la legalidad, la utilidad o razonabilidad de sus normas, y por otro lado, los regulados por temor al impacto en sus relaciones con el regulador y cualquier posible retaliación, por parte de la otra parte con la quien mantiene un matrimonio forzoso por tiempo indefinido, no cuestiona esas normas por las vías administrativas y judiciales que en teoría están a su disposición.

Dado lo anterior, los reguladores tienen aún una mayor responsabilidad de ser los principales guardianes de su propia legalidad y sus objetivos regulatorios.

Deben revisar su amplia caja de herramientas y buscar más allá de sus martillos, y así como se espera que el sector privado sea creativo en la búsqueda de soluciones para ganar clientes, el regulador debe ser creativo en la generación de soluciones para alcanzar sus objetivos, evitando recurrir a fórmulas agotados y usualmente fuera, incluso, de los poderes que originalmente les fueron atribuidos.

Por. Orlando Gómez
orlando.gomez@gmail.com

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