Estaba cenando con unos amigos cuando de repente alguien preguntó: Ustedes se dan cuenta de que esta podría ser nuestra última cena? Que podemos desaparecer justo en este instante? Que el primer cohete atómico que caiga sera en Manhattan?
Ahí me di cuenta de que la gran preocupación en Norteamérica es Ucrania y pensé ¡Que suerte tiene la República Dominicana!, porque en realidad a nadie, excepto a nosotros, (e imagino que a los mexicanos, víctimas permanentes de una xenofobia construida de cajas de alambre para mujeres, hombres y niños, tratando de regresar a lo que fue su país), les importa que una pequeña media isla en el Caribe construya un muro para impedir que sus vecinos crucen! ¡Quienes decidieron comenzarlo supieron exactamente cuándo hacerlo! Cuando una noticia así se diluye entre tanques, bombas atómicas, y amenazas mutuas y a nadie, excepto al Caribe, claro está, le importa. Y ya veremos las consecuencias.
Sé que estamos hartos y hartas del tráfico y trata de trabajadores indocumentados, de mujeres parturientas, de niños y niñas prostituidas y mendicantes, carros robados, y droga, pero el único muro que funciona contra esas barbaridades es la ley. Tenemos el DNI más efectivo del Caribe, lo que ha motivado a algunos a decir que somos en realidad una gran prisión rodeada de agua por todas partes, algo como lo que se dice de Gaza, la prisión abierta más grande del mundo, donde habitan dos millones de palestinos, permanentemente desalojados de sus casas y propiedades, en un gradual genocidio que al mundo tampoco le importa, incluyendo los propios países árabes.
Por eso no creemos que el DNI no pueda identificar, perseguir y detener a los y las traficantes, y por eso tampoco creemos que el sistema judicial dominicano no pueda intervenir para que se aplique la ley que impone que 80 de cada cien trabajadores sean dominicanos, a los empresarios agrícolas y de la construcción, algo que ellos jamás han respetado. Cada vez que le menciono este tema a alguien con poder solo responde: «Puerco no se rasca en javilla.»
Leí que constructores israelíes estaban interesados en la construcción del muro. Espero que no sean ellos quienes lo están realizando porque sería una ironía que un presidente descendiente de emigrantes libaneses contrate a una firma israelí para otro fin que no sea la energía solar, o la creación de un ecosistema agrícola en medio del desierto, algo donde Israel se ha lucido en todo el mundo. Ahí necesitamos doble asesoría.
Uno de mis amigos exclamaba! Ustedes tienen lo que no tienen los países nórdicos: Sol permanente y la posibilidad de librarse de la dependencia del petróleo! con una inversión mucho menor que la que impone depender del mercado mundial, donde se rumora que esta guerra entre dos hegemonías, provocara un alza brutal en la gasolina, que la disparara a seis dólares el galón, por lo menos en USA.