Opinión Editorial

El trigo y la paja

El trigo y la paja

El presidente Luis Abinader destituyó ayer a los ministros de Educación y Obras Públicas y nombró otros tres nuevos funcionarios en el gabinete del Gobierno, en un lote de remociones que incluyó 28 dependencias oficiales, lo que confirmó la información adelantada ayer por El Nacional sobre cambios masivos.

Abinader dijo en al menos dos ocasiones que “pronto” produciría cambios en la administración pública, lo que se convirtió en motivo de preocupación entre sus colaboradores por el temor a ser removidos antes del 27 de febrero cuando el mandatario presentará sus memorias sobre la gestión del Gobierno durante 2024.

El mandatario destituyó al ministro de Educación, Ángel Hernández, en cuyo lugar designó al licenciado Luis Miguel De Camps, quien ocupaba el Ministerio de Trabajo, donde fue nombrado Eddy de Jesús Olivares, al tiempo que designó al ingeniero Eduardo Estrella, ministro de Obras Públicas, en sustitución de Deligne Ascención.

La designación de Ángel Roberto Salcedo como ministro de Cultura, que se convirtió en secreto a voces, quedó confirmada en ese decreto presidencial, en el que también se nombra a Ascensión como secretario sin cartera y a Hernández como asesor del Poder Ejecutivo en materia educativa.

Diversas fuentes habían confiado a El Nacional que el jefe de Estado creyó suficiente que un funcionario permanezca por cuatro años al frente de una dependencia estatal o que al ser evaluado no supere expectativas cercanas a un buen desempeño, a lo que se atribuye el paquete de designaciones y despidos.

El Presidente estaba compelido a remenear la cúspide de la administración pública en procura de que salten del tren gubernamental funcionarios que no habrían cumplido con las expectativas de pulcritud, ética y eficiencia, o que agotaron el tiempo que el mandatario cree suficiente.

Es posible que en el curso de los días se emitan nuevos nombramientos, cambios o cancelaciones en la administración pública, porque no son pocos los ministros y directores generales que han hecho del escándalo público su modo de trabajo.

Febrero puede ser un mes muy especial si el Presidente se anima a separar con su rastrillo el trigo de la paja, en solemne compromiso de presentarle a la nación un gobierno renovado, “con el trigo en el granero y paja en el fuego”.

El Nacional

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