La violencia que ya ha costado la vida de algunas personas, los insultos entre los candidatos y nubarrones sobre el proceso figuran entre las incógnitas que rodean las elecciones del domingo en Brasil.

La pista se ha calentado más en la medida que se acerca la hora para uno de los sufragios más tensos en Brasil en estos últimos tiempos. No hay mucha certeza de que el presidente Jair Bolsonaro, que corre con una desventaja de 14 puntos frente a su rival el expresidente Lula da Silva, reconozca los resultados en caso de que no le sean favorables.

En sus actos proselitistas Bolsonaro ha arreciado los ataques a Lula, a quien ha tildado de ladrón y corrupto. “Completamos tres años y ocho meses sin corrupción en Brasil”, expuso el mandatario, quien agregó que lo acusan de todo pero no le pueden llamar corrupto.

Lula, de su parte, calificó de idiota a Bolsonaro condenó el armamentismo y planteó una revolución cultural. Los ataques personales entre ambos rivales se han incrementado, pero también la confrontación entre sus seguidores.

El cuestionamiento de Bolsonaro al voto electrónico y su obstinación en dar más participación a los militares en el proceso han disparado el nerviosismo sobre el ejercicio del domingo.

No se descarta que con el uso del poder el mandatario propicie un ambiente de intimidación o violencia para limitar la participación de los electores.