El liderazgo político dominicano, que tanto le agrada la comparación de la vida nacional con la de Estados Unidos, debería asimilar lo acontecido con la contienda electoral por la candidatura a senador por el estado de Nevada, en la cual Catherine Cortez Masto, obtuvo la victoria tras un espectacular rebase al candidato avalado por el expresidente Donald Trump, Adam Laxalt, con votos emitidos por correo.

Con esa victoria, Cortez Masto se convierte en la única mujer de origen latino en el Senado de Estados Unidos, pero además, el Partido Demócrata asegura el control de la cámara alta con 50 escaños, porque ante eventual empate, decidiría la vicepresidenta Kamala Harris.

La fortaleza de la democracia política estadounidense salió a relucir con la admisión anticipada del candidato Laxalt, aun cuando estaba en la delantera en el conteo de los sufragios, al señalar que todo indicaba que su rival ganaría con los votos del correo.

Estados Unidos ejerce una influencia excepcional sobre la política, economía y cultura dominicana, por lo que sería de gran provecho que el liderazgo político del traspatio acoja como bueno y válido tan trascendente ejemplo de democracia, por aquello de que se copia lo bueno, no lo malo.

Cuando los partidos del patio y candidatos aprendan a mantener los compromisos que asuman en los procesos electorales podremos gritar a todo pulmón que República Dominicana vive una auténtica democracia.