La apertura del hospital Padre Billini, cuya remodelación supuso una inversión de 2,175 millones de pesos, deja atrás una incógnita y despeja otra.
Tras cuatro años cerrado era más que tiempo de habilitarlo y abrirlo para prestar servicios de salud a los residentes en la Ciudad Colonial y sus alrededores. Pero los vicios de construcción que según las propias autoridades motivaron la suspensión de los servicios para evitar una desgracia son una incógnita, pues no se sabe si se actuará contra los responsables de los malos trabajos.
Es saludable que se superara el impasse en torno a la modalidad del protectorado que se creó para garantizar los servicios y preservar los equipos, que por la presencia de representantes de la oligarquía fue objetado por el Colegio Médico Dominicano (CMD).
El gremio alegó que los empresarios en los voluntariados son una vía para la privatización de los hospitales. Para no entrar en conflictos el Gobierno optó por designar otros miembros, entre los que figura el político Rafael –Fafa- Taveras.
La adecuación del hospital, cuya construcción data de 1572, cuenta con áreas de atención a adolescentes, consulta externa, emergencia, farmacia, banco de sangre, laboratorio, 12 consultorios, unidad de tuberculosis, cuidados intensivos, servicios generales y 57 nuevas camas, además de un módulo de pie diabético.
Los equipos con que cuenta lo tornan uno de los más modernos del país. La inversión, que incluyó la capilla de San Andrés, sugiere que se tiene que velar tanto por el buen uso y seguridad de los equipos como por los servicios.