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Entre el cielo y tierra: En el aeropuerto

Entre el cielo y tierra: En el aeropuerto

Mary Leisy Hernandez

Por: Mary Leisy Hernandez – Marilei@hotmail.com

Siete horas y media de martirio, me dije, cuando vi el tiempo de espera en el aeropuerto de Madrid.

Para hacer menos tortuoso el martirio planee cosas, pero fueron tantas, que apenas comencé mi largo programa. Lo primero fue convocar con antelación amigos madrileños para que fueran a acompañarme en aquellas “largas horas de espera”.

Por suerte no fueron, no pudieron, porque llegué al aeropuerto y en un abrir y cerrar de ojos ya se formaba la fila para entrar al avión que me traería a mi patria.

Salir a pasear por Madrid o visitar algún amigo fue otra opción que pensé. Afortunadamente escuché a mi cuerpo cansado, resentido por dos noches de poco sueño en el trayecto. En las ciudades grandes todo es lejos y el tiempo pasa de prisa. Descartadas las visitas y salidas, planee hacer mucho sin salir de la zona del aeropuerto: trabajar para mi libro, responder mensajes, descansar en algún banco…Logré escribí un artículo, comí rica comida española, compré regalitos, intenté comprar unas medicinas en una farmacia que nunca apareció…

Por suerte vi con antelación la distancia hasta el embarque, antes de seguir la ambiciosa agenda. Cuando llegué ya habían llamado, estaban en el proceso. Así pasa el tiempo en los grandes aeropuertos. Mejor siempre aproximarse a la salida, no subestimar el tiempo y priorizar. Ya tendré otras largas esperas para trabajar, relajarme y descansar en las escalas en los aeropuertos.

Importante trabajar sin olvidar la hora, relajarse sin perder el norte y descansar sin que el sueño sea tan profundo que hasta se pierda el avión. Algunas de estas cosas me pasó una vez y los resultados son agotadores. Dos? Difícil permita que se repita. En medio de mis locuras hago mis cálculos: los tropezones hacen levantar los pies.

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